lunes, mayo 28, 2007

magulladuras

Aquel día me desperté con morados en las rodillas. Fue la última vez que hicimos el amor. Aunque, en realidad, creo que sólo fue sexo.

A partir de entonces, empezaste a llamarme por mi nombre. Y cada vez menos… Hasta hoy.







2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí también me pasó... Y duele hacer el amor y darte cuenta de que él no sentía lo mismo.

Anónimo dijo...

Lo que pensamos que hacemos resulta ser, siempre, sexo... El amor es lo que hacemos el resto del tiempo con la persona que queremos, excepto cuando decimos que hacemos el amor...
El amor no se hace, se vive.

Con cariño,
Bartok.

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