martes, abril 29, 2008

bulletproof cupid

No te odio. Ni por mentirme, ni por haberte mentido. No te odio por no ser. No te odio por ser buena ni por ser mala. No te odio por las lágrimas ni las pastillas. Ni por estar siempre, ni nunca. No por la rabia, ni el sexo. No te odio. Pero no sobrestimes mi perdón.

miércoles, abril 09, 2008

farolas y aceras

Tan borroso, tan confuso, se sentó en el bordillo de la acera mirando al suelo, con la cabeza entre las manos y el mundo enajenado siguió durante un rato sin reparar en él. Los coches pasaban al compás de la métrica de un semáforo, y aún la gente podía andar y hablar y el sol siguió su imparable rutina elíptica. A él le pareció imposible porque todo se había roto solo hacía un momento. Que bajen el telón y empiecen a desmontar este tinglado. Ya pueden apagar el sol y las estrellas, y quitar el suelo y las paredes y los pisos y los árboles. No necesito el decorado. Se acabó todo, yo me bajo aquí.
Me senté a su lado y me alegró oírle respirar. Pasaron horas o días, no lo sé, y ya se estaba poniendo el sol. No lo entiendes, Lu, lo que acaba de crujir, ¿lo has oído?, era mi vida. Y solo pude pasar mi brazo sobre su espalda y apoyar mi cabeza contra la suya. Hablamos hasta agotar todas las palabras mientras íbamos tirando los guijarros que teníamos entre los pies a una farola triste y naranja que alumbraba desde hacía un rato nuestras tinieblas.
Para cuando nos fuimos a casa, había pasado un milenio, una era, una glaciación. Todo el mundo era distinto.


martes, abril 01, 2008

veinticuatro

Me escapé de nuevo al Caribe. Estoy un poco así: parche en el ojo, dos tibias y una calavera, cuarenta metros de eslora, veinte cañones por banda, y viento en popa a toda vela. Me volví a perder por playas tropicales a la llamada de la vida pirata. Cada día estoy más convencida. Acabaré allí, por mucho tiempo, y me tatuaré la bandera negra para recordarme quien soy, por si sobrevivo a un naufragio y aparezco sola y amnésica en una isla desierta. Al menos sabré que soy pirata y nací del mar. Y que no pertenezco a ninguna tierra. Nada tengo y de nadie soy. Y eso es siempre excepto hoy, porque se me antoja, que me permito regalarme todas las flores que nazcan en este día. Sabed que sois mías, porque sí, y porque hoy es mi día y además es primavera. Esta mañana he metido las puntitas de los pies en mi Mediterráneo, aún demasiado frío. Doce horas después, ya van 24 y muchas flores.

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