amor de verano
Este verano me voy a enamorar. Está decidido. ¿Qué más da? Los amores de verano, sólo duran un verano. Le morderé las orejas y le pegaré lametones en la cara. Es que me he quitado la tachuela de la lengua y me gusta la sensación. Quiero que vayamos a la playa, así estará saladito cuando me lo coma para cenar. Me dará la mano cuando se esté poniendo el sol. Entonces nos miraremos a los ojos sin hablar y seremos dos tontos de remate. Pero no nos diremos nada. Me abrazará y me echaré a reír, llorando porque algo se me habrá metido en el ojo. Cuando vayamos en el coche, escucharemos a los Hombres G con las ventanillas abiertas. Como si nos quisiésemos desde siempre. Me veré cara de boba en el retrovisor, pero sólo me miraré las pecas. Haremos el amor a la hora de la siesta y comeremos helado de pistacho, como dice la canción. Y siempre me estaré riendo, porque soy muy simple y me río cuando estoy feliz. Le daré diez mil besos, y él me pellizcará el culo cuando esté despistada. Por las noches beberemos claritas y prepararé la cena. Sólo ensalada, porque no sé cocinar nada más. Y como se quedará con hambre, después me comerá a besos en el sofá. Oleremos a after-sun. Nos picarán los mosquitos y pasaremos mucho calor. Jugaremos a buscar formas en las nubes. Le ganaré a las cartas y me hará cosquillas por tramposa. Y cuando se acabe el verano, nos suicidaremos cada uno por su lado. Porque los amores de verano, sólo duran un verano. Y nos arrepentiremos toda la vida. Pero, ¿qué más da?