silencio en estéreo
Llueve en la ciudad para refrescar nuestros cuerpos invadidos de primavera. Cielo blanco y aire gris. Mi amante ha vuelto, por fin. He vuelto, mi vida, para quedarme contigo y hacerte llorar como siempre. No te preocupes, pequeña, que pienso estar a tu lado para volver a hacerte sufrir. Lo sé, lo sé, y él también sabe que yo sé ya lo que necesito. Golpes bajos. Segundo asalto. Supongo que siempre lo supe, en el fondo, siempre supe que volvería y lo deseé tanto como quise no volver a verle nunca más. Las mismas piedras, siempre las mismas, que te persiguen tomes el camino que tomes. Si un día soleado decides asomarte al borde del camino y lanzarlas al río, puede que cuando caiga la bruma, saltes al río para volverlas a recuperar. Eso es: categorizamos transitoriamente, relativizamos y revertimos, casi siempre, al final. Demasiado miedo para mantenernos firmes. Me tambaleo, camino a trompicones, me caigo y aprendo, y aún sabiendo qué es lo correcto, nunca jamás lo haré. Porque vivo encadenando errores en nuestra competición de medias verdades, nuestra carrera de fondo, de años, a ver quién se derrota antes a si mismo, a ver quién se rinde antes para siempre, de verdad.
La única realidad tangible y comprobada es que, a pesar de la lluvia de las últimas semanas, en nuestras citas siempre lucían mañanas esplendidas. Y escondiendo las miradas tras nuestras gafas de sol, tras los cristales ahumados, nuestras mentiras, nuestras verdades, pierden definición, quedando nuestras promesas de amor, mutuas, fatuas, convertidas en una historia ficticia de amor verdadero, o una historia verdadera de amor ficticio, cuyo final, ya se sabe, nunca estuvo destinado a acabar bien.
5 comentarios:
Por muchas piedras que tires al río, éste nunca cambiará su curso...
Cosas que se aprenden con los años.
P.D. Ha sido comentarte en la entrada anterior, volver a pasar por aquí y verlo actualizado... XD
Un beso, el caballero...
holaaa!! vaya, qué sorpresa un post tan largo y... ¿no habrás vuelto con tu ex, aquel el del otro blog?????????? tiene toda la pinta...
A veces comemos de lo primero que encontramos en la nevera, aunque engorde. Por pereza de no bajar al super, o por no saber controlar el hambre.Sabemos que el michelin volverá a aparecer..
Venus... eso es información confidencial :)
Hol... pero si yo me alimento de brisa marina... :P
Bromas aparte, tranquilo que estaré bien. Lo prometo.
A lo mejor, Marta, es tan simple como que, hagas lo que hagas, te sientas a gusto haciéndolo... Me ha costado decidirme a dejarte un comentario en esta entrada, pero supongo que es más fuerte la atracción que siempre he sentido hacia tu tan especial manera de expresarte, que la necesidad de mantenerme en respetuoso silencio ante tus palabras.
El miedo nos persigue siempre, forma parte de nuestra existencia, hasta el punto de preferir lo que nos puede dañar, por conocido, que cualquier otra opción que no nos atreveremos a adoptar nunca por no saber lo que nos pueda aportar. Y no sé (ni siquiera creo que, en el fondo, lo sepas tú misma) si estás haciendo lo que realmente deseas, y es por eso que comenzaba este comentario con ese "consejo".
Ser feliz es una opción, a menudo, excesivamente alejada de nuestras posibilidades personales, optamos por anular nuestra capacidad para ello, y nos limitamos a vivir lo que nos llega (a veces, incluso) como meros espectadores de nuestra propia vida. Porque nos falta la entereza de lanzarnos al profundo pozo de nuestra experiencia, de vivir al límite lo que nos sucede, sin plantearnos si lo estamos haciendo bien o mal.
Por ello, al menos, intenta sentirte a gusto con lo que suceda en tu vida... mientras dure.
Con cariño,
Bartok.
Publicar un comentario