vivo en la ciudad del apocalipsis
El otro día lo hablaba con Eva. "Siempre quieres lo que no tienes". Sí, yo también. Lo que más echo de menos es que me cojan de la mano, o que me echen el brazo sobre los hombros, ahora que hace más frío. Eso y que me lleven a casa. El camino desde mi parking a mi casa es corto, pero muy triste. Sobretodo por la noche. Muchas veces, durante el trayecto, me da por pensar en eso, en que me apetece que me dejen en mi puerta, me den un beso en los labios, "hasta mañana", y se esperen a que entre antes de marcharse. Qué tontería.
Por lo demás, supongo que estoy bien. Hay días en que me levanto mejor que otros, pero últimamente me veo guapa y eso es bueno, y ya hace unos días que no fumo y eso es muy bueno, y tonteo de vez en cuando con chicos a los que no conozco, y eso es mucho mejor.
Y la otra tarde preparé panellets con Sara y Cristi. Quedaron muy ricos.
Mi vida es lo más normal del mundo. Qué bien.
4 comentarios:
Me alegro de que estés bien y de que hayas escrito para contarlo :) Sigue así, animándote y viéndote guapa. Un besazo
Hola, Lunilla. Piensa que tienes suerte de que tu vida sea lo más normal del mundo, visto las rarezas que hay por ahí ;-).
Ya verás como cuando menos lo esperes, no harás sola ese trayecto del parking a tu casa... Hmmm, me gusta escuchar canciones en francés. ¡Mucho ánimo, guapetona!
Siempre es mucho más fácil querer lo que no se tiene... Aceptar la normalidad de nuestras vidas es una de las tareas más difíciles a la que nos podemos enfrentar, pues todo lo que no se tiene se aparta de esa normalidad, para pasar a la categoría de lo especial, de lo que es deseable en sí mismo.
Ya dicen que Dios da pan a quien no tiene dientes...
Besos normales,
Bartok.
Que bien sienta la vuelta a la monotonia ¿verdad? Puede que te aburra, pero cuando no esta, se echa mucho de menos.
A seguir bien.
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