lunes, septiembre 10, 2007

como cuando llueven rosas

- Te esperaré en el mar
- ¿Y cómo voy al mar?

Lo recuerdo bien. Llovía como cuando llueven rosas, tan despacio. Y la niebla nos dejó a solas sin realidad. En la inmensa nada que dejan todas las cosas buenas. Mis muñecas a sus tobillos y sus ojos como los juegos en invierno. A mi olvido, lágrimas inexistentes por resignación anticipada, aunque a veces cuesta encontrar ese punto de estabilidad.
Pronunciar silencios de amor cuesta tan poco. La sal en la garganta ni nos permite respirar. Violines, sudor y violencia desgarradora tan delicada y dulce que el techo se cae en forma de emociones contenidas. No es su crueldad, es mi deseo, que me ata a instantes felices de dolor. Demorado y silenciado. Detestado y asumido. Como la ternura en los ojos del suicida. Levedad de placer y nostalgia como copos de nieve cayendo en una noche tranquila. Maldije lo que dijo y más lo que no. Se marchó temprano, deprisa, con mi sosiego y un abrazo destemplado. Y fui la resaca de las olas, igual que cuando llueven rosas, tan despacio.

- ¿Cómo voy al mar si yo soy el mar?





1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque no posteo normalmente, todavia sigo leyendo tus entradas, que a veces son demasiado filosoficas para mi, pero me encanta lo que cuentas y como lo cuentas.

Saludos y besos.

Uri

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