tardes de domingo
Formas suaves y apaisadas en rojo, azul y gris sobre una silueta oscura de la ciudad recortada a tijera. Antenas de televisión y gatos sobre los tejados. Farolas de luz naranja, semáforos, pasos perdidos y árboles desubicados. Otro domingo más. Me esperan palomitas de colores en el cine, y la pequita de la punta de mi nariz sigue ahí, como siempre, aguardando a que el sol le de permiso para lucirse un poco más cuando sea primavera. Qué estático el atardecer en mi ciudad cuando me siento a contemplarlo un día tras otro a través de mi ventana. Qué estática es la vida en ciertos momentos. Parece que no voy, ni vuelvo. Solo estoy. ¿Estoy esperando? Creo que sí. Creo que le espero a él. Y mientras espero, me lleno los ojos de cosas bonitas para poder susurrárselas al oído cuando le tenga a una caricia de distancia. ¿Cuantos suspiros habré contado al rememorar el sonido de un beso en los labios? En mis labios… En sus labios… Apenas soy capaz de recordar. Cuanta ausencia… Qué estática es mi ciudad cuando espero algo que no llega.
3 comentarios:
Conclusión: qué deprimentes son los domingos jejeje
Totalmente de acuerdo, los domingos son 1 autentico coñazo! jeje
No estés triste Luna, que dentro de nada empieza el buen tiempo, te pones monisima de la muerte como tu sabes y ale, a disfrutar!
Fuera penas!
Besotesss!
Pues para mí los domingos son los mejores días... y espero que lo sigan siendo, porque como cambien las cosas creo que los voy a odiar...
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